Hace unos días estuvimos por la tierra de Negrín, Rivero, Millares, Kraus o personajes de otra índole como Lolita Pluma.
Como siempre fue un placer descubrir nuevos rincones de esta isla que dispara directa al corazón. Nuevos valles verdes, nuevas playas negras, nuevas aldeas blancas.
Esta vez nos quedamos prendados con Artenara y el camino hasta llegar a este pueblo en un alto de más de 1300 s.n.m. Pero no fue una casualidad llegar hasta allí. Andábamos buscando algo que nos alimentara cuerpo y espíritu. Y fue preguntando en Montaña Alta que nos indicaron el camino entre Juncalillo y Fagajesto. Y ahí estaba la Quesería Lomo del Palo. Primero vimos una señal inequívoca que cualquier buscador de queserías conoce: unos cercados con unas ovejas de raza canaria con capa larga y preciosa. Aquí hay queso, me dije!
Mientras acompañaba a las ovejas, el padre de Coralia, nos indicó que bajáramos a la quesería, que su mujer nos atendería. Escuchamos en primera persona la historia de una familia rural en los altos de Gáldar. Una familia ganadera y quesera de tercera generación. La abuela de Coralina ya hacía el queso de flor y media flor, y así lo continuó elaborando su hija y su nieta. En la quesería aún se encuentran mesas de desuerado grabadas con el símbolo de los quesos de flor, con más de 50 años de antigüedad.
Pero la visión de la madre de Coralia ha dejado de ser optimista. -El queso ya no da para vivir- dice. Hay demasiados gastos y no se llega-. Nos cuenta que antes había muchas más queserías pero que poco a poco han ido desapareciendo. -Cuidar del ganado es un trabajo demasiado duro para los tiempos que corren-. También nos cuenta que antes habían recibido cursos de formación organizados por el cabildo. Estos cursos eran un punto de encuentro para todos los queseros; buena oportunidad para compartir experiencias y salir de la rutina diaria de trabajo. Pero cuando llegó la crisis se acabaron los cursos, -ya hace años que no se organiza nada-.
La quesería Lomo del Palo tiene su tímida producción completamente vendida, incluso antes de elaborarla. Los quesos tienen que salir antes de llegar a su punto óptimo de maduración, muy jóvenes, muy verdes, lo que implica un precio de venta reducido que no siempre sirve para cubrir los costes de producción.
Desde blocdeformatges queremos lanzar algunas preguntas al aire que se nos plantean al conocer historias como ésta.
¿Las producciones residuales de queso tradicional estan condenadas a su extinción en determinadas zonas geográficas?
O por el contrario, ¿son necesarios algunos cambios en el modelo de gestión de las ganaderías/queserías de producciones limitadas?
¿La administración debería implicarse más en la conservación de productos de interés gastronómico, apoyando las visiones de negocio en línea con el mantenimiento del territorio y dinamizando las áreas rurales?
Seguramente sea una suma de varios de estos factores…food for thought.
M’encanta el fromatge i he descovert aquest blog, per un article del País
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Moltes gràcies Maria Carmen, a nosaltres també ens encanta!
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